«El cooperativismo tiene una potencialidad tan grande que puede ser un elemento que trascienda una simple fórmula empresarial y puede convertirse en motor de un cambio social más profundo.

Así, la riqueza generada parte de proyectos que ponen a la persona en el centro, y además la reparten de manera equitativa entre las socias del proyecto. 

Por otro lado, las cooperativas tienen la virtud de ser escuelas de democracia. Si aprendemos a decidir en nuestro lugar de trabajo y no sólo a obedecer, puede que después a la hora de construir la sociedad que queremos vivir no nos conformemos simplemente en obedecer, sino que queramos decidir y tomar parte en las decisiones trascendentales y cotidianas de nuestro entorno. 

Y por último, el cooperativismo puede acercar a las empresas a la propiedad común, a la propiedad por el conjunto de la sociedad. Lo común y por lo común puede ser un elemento vertebrador de la sociedad futura donde la ciudadanía se apodere de los espacios de producción, consumo y socialización».

Xavi Teis. Comunicación Coop 57.

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