«La economía cooperativa, además de convertirse en un ámbito (micro) transformador, debería construir espacios (meso) articulados alrededor de estrategias sociales, políticas y económicas transformadoras.
La economía cooperativa, y la Economía Social y Solidaria en conjunto, debería favorecer la construcción de democracia económica como proceso de autoorganización y de autodeterminación social. Se tendría que considerar a sí misma como parte de un movimiento más amplio de radicalización democrática que incluye la democracia participativa, la democracia ambiental y el derecho a la autodeterminación.
Igualmente, debería construirse como sector económico alternativo poscapitalista y como movimiento social. Poner en cuestión las visiones que lo identifican como subsector subordinado de la economía mercantil y ser, por tanto, crítico con la economía social más institucionalizada y económicamente convencional o con las visiones que la quieren como economía de los pobres para los pobres, como nueva beneficencia. Un sector económico alternativo como sector público popular diferente del sector público estatal y del sector privado mercantil.
La empresa cooperativa debería fundamentar su viabilidad en la construcción del mercado social (nuevo o ganado al mercado convencional), articulando nodos de producción, consumo y distribución en los territorios, y tener a los demás movimientos sociales como aliados estratégicos. Generando economía cooperativa como realidad autodependiente; como mecanismo facilitador de resistencia y de construcción alternativa.
Es, nos dicen, generando autodependencia mediante el protagonismo real de las personas en los distintos espacios y ámbitos, como se pueden impulsar procesos de desarrollo con efectos sinérgicos en la satisfacción de las necesidades humanas: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. Una autodependencia capaz de combinar los objetivos de desarrollo económico con los de justicia social, libertad, desarrollo personal y equilibrio ecológico».
Fuente: Jordi Via Llop